Situada en Villanueva del Trabuco, en la comarca Nororiental de Málaga, es el lugar perfecto para reponer fuerzas después de alguna de las populares rutas que hay en la zona. La abundancia de sus platos y las elaboraciones sencillas y tradicionales han hecho que se convierta en lugar de visita de muchos grupos de amigos y familiares que se reúnen, especialmente, los fines de semana.

Para comer en la Venta Talillas hay que venir con mucha hambre o con mucha gente. Lo primero se soluciona haciendo por la mañana la ruta de la Fuente de los Cien Caños, un precioso recorrido que transcurre junto al río en su mayor parte y que tiene la Sierra de San Jorge como testigo.

Por su localización y amplio aparcamiento la Venta Talillas es el lugar idóneo para dejar el coche y realizar una de las rutas más populares de este pueblo del interior de la provincia de Málaga, eso sí, con la mente puesta en la recompensa que vendrá después de la caminata.

Manteles de papel, sillas de madera, ruido, salones enormes, terrazas con mesas y sillas de plástico… en definitiva, ambiente de venta. Si quieres algo de calidez en invierno, reserva en el salón de abajo, es el más luminoso y el que tiene chimenea. El de arriba es el Salón de Celebraciones y puede llegar a haber demasiado alboroto. En primavera, las terrazas que miran al sol te darán una opción más agradable. Y cuando aprieta el sol, tienen zona cubierta bajo la sombra que te dará un respiro en una comarca en la que el calor aprieta con fuerza en los meses veraniegos.

No es un sitio para venir solo y si me apuras, ni siquiera en pareja. Las grandes cantidades de sus platos son conocidas desde hace años en la comarca. Esta copiosidad, la inexistencia de medias raciones y la contundencia de muchas de sus elaboraciones, la hace perfecta para grandes reuniones o para un grupo de amigos con buen apetito. No obstante, han pensado en los que comen menos o en los que se dejan llevar a la hora de pedir y encuentran imposible terminar su comanda. Si al entrar ves recipientes como los que se usan los Asadores de Pollos, no temas haberte equivocado. Lo tienen todo planificado para que puedas llevarte lo que sobra y terminarlo al día siguiente en casa.

Ofrecen Menú del Día de lunes a viernes, que convive con la carta el resto de la semana. Cocina casera, sencilla, sin remilgos ni florituras. Aquí no hay tendencias que valgan. Se empieza con unas aceitunas de aperitivo y son tremendamente eficaces teniendo en cuenta la cantidad de gente que puede haber entre salones y terraza. Entre sus especialidades las carnes a la brasa, la zarzuela de marisco y el choto al ajillo. Muy rica la zarzuela, quizá algo pasado el punto de los langostinos, pero todo lo demás: mejillones, almejas, calamares y el rico y trabado caldo acompañaba bastante bien. Más aún nos gustó el choto, que no es más que el nombre que se da en la zona al chivo lechal. Pura mantequilla, tanto la carne como los ajos, muy sabroso y con unas sublimes patatas fritas como guarnición. Me recordaron a las que se hacían en la Venta El Conejo en Antequera, que tristemente, ya solo prepara comida para llevar.

En los postres están recomendadísimas sus natillas, caseras como todo, pero el gran plato hondo que llegó a la mesa de al lado nos hizo replantearnos la elección. A estas alturas se nos hacía difícil comer tanto y lo cambiamos por un pan de Calatrava que cumplió.

La carta de vinos es anecdótica, de acuerdo con el tipo de local y la oferta gastronómica, pero se pueden encontrar algunos vinos de Ronda junto con los tradicionales Riberas y Riojas. Un trato amable, familiar, eficaz y unos precios ajustados hacen que su popularidad se mantenga de año en año.

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